Mientras sueña despierta, Carol Cronin elige el superyate que más le gustaría comprar.
El otro día por la tarde, mientras lijaba la brazola de la escotilla de mi Herreshoff Marlin, me puse a imaginar como sería tener a alguien que lo puliera todo por mí la próxima primavera. Adiós a las molestias en las puntas de los dedos, adiós a los vaqueros llenos de manchas de barniz… me podría relajar con una bebida burbujeante en la mano y disfrutar mirando cómo todo el trabajo se iria haciendo.
Pero después pensé que soñar por soñar, mejor soñar a lo grande… o a lo supergrande: tan grande como un superyate. ¿Porqué soñar con pagar a alguien para que me barnize un barco de 6 metros cuando puedo fantasear con tener un yate a vela enorme?
Si solo pudiera comprarme un superyate… Cuál escogería?
Me gusta regatear e ir muy rápido y me gustan los yates clásicos. Así que restringí las opciones a cinco yates. Todos ellos cumplen mis más altos estándares en lo que a superyates se refiere, aunque de formas muy distintas.
El catamaran Hemisphere de los astilleros Pendennis tiene la mejor relación ‘cantidad-precio’: es el más grande de todos.
#5: Hemisphere
Nunca he tenido un catamaran, pero en lo que a espacio y velas se refiere, el Hemisphere no tiene parangón. Con sus 44 metros de eslora y 16 de manga, este barco me proporcionaría a mí y a todos mis amigos la mayor superficie para disfrutar, tanto en cubierta como en velamen. El área de la mayor y del gennaker juntos excede los 3.600 m². Velocidad máxima: 20 nudos. ¡Vaya!
Y en el clima al cual me quiero acostumbrar (léase: Caribe), no hay duda que el trampolín de la proa sería mi local predilecto. “Grumete! Tráeme otro vino…”
Velsheda es un J Class restaurado que fue botado en 1933.
#4: Velsheda
El Velsheda aparece en muchos listados de mejores superyates a vela y con mucha razón. Es un velero J Class de los de la Copa del América que ganó muchas regatas en sus tiempos áureos (los años 30) pero que nunca llegó a disputar la Copa de las Cien Guineas. Creo que si este fuera mi elegido, regatearía en climas tropicales y después tendría una auxiliar muy confortable con una ducha tonificante esperándome al final de cada día.
Fidelis tiene dos puestos de mando y kilómetros de velas.
#3: Fidelis
Dos puestos de mando (uno para ella y uno para él?), escalera de popa plegable y casi 1.500 metros cuadrados de vela… Creo que el Fidelis mejoraría mi reputación en el club náutico. También da la sensación de ser
¿Porqué no escojo Rebecca? Foto: Carlo Borlenghi/Loro Piana Superyacht Regatta
#2: Rebecca
Vale, ahora se me empiezan a plantear algunas decisiones difíciles. Si solo puedo escoger uno, debería optar por Rebecca?
Es veloz y tiene clase. La teca de sus cubiertas sería un verdadero placer bajo mis pies descalzos. Su barniz es perfecto (y la tripulación se hace cargo de su mantenimiento). Además, tiene toda la parafernalia de gadgets modernos convenientemente escondida.
Puede que esta sea mi elección. Tengo que ver el video de nuevo porque a lo mejor su belleza se debe apenas a los efectos del sol del Caribe y de los vientos alisios.
Y además, hay otro yate que quiero mirar...
Adela fue construido en 1903, pero un refit integral lo hizo reencarnar en una vida de superyate de regatas.
#1: Adela
Menudo yate! Tiene más de un siglo – pero ha pasado por un restauro importante en 1995 que le devolvió su esplendor. Aún compite con garra y gana una buena parte de las regatas donde se presenta. Cómo solo tiene espacio para ocho invitados no me va a obligar a ir por ahí haciendo nuevos amigos.
OK… Me he decidido. Redoble de tambores, por favor:
Si esta fuese la hora de la verdad y yo tuviera que efectivamente elegir uno de estos yates a vela, optaría por Adela. (Cariño, perdona pero puedes cancelar el pedido de Fidelis)
Y ahora de vuelta a la realidad, al raspador y a la lija…