Las situaciones límite que se producen a veces en el mar sacan lo mejor de los navegantes y la tripulación. Aunque depender de los guardacostas sea lo último que queramos, sus actos nos dejan siempre con la boca abierta. Estos profesionales poseen una valentía sin parangón, pero los desastres marítimos también pueden convertir en héroes a navegantes, tripulación e incluso a pasajeros. Hemos recopilado algunos de los mayores rescates marítimos en honor a todos ellos, pues sus historias son ejemplo de camaradería y valor ante el peligro en alta mar.
SS Forfarshire (1838)
El heroísmo del farero William Darling y, en especial, el de su hija Grace, llegaron a convertirse en leyenda, pese a tratarse de una tragedia que se produjo a pequeña escala. El barco de vapor SS Forfarshire partió de Hull hacia Dundee, pero naufragó en las traicioneras islas Farne, frente a la costa de Northumberland, Inglaterra. Aunque la mayoría de los pasajeros a bordo perecieron, Grace y su padre hicieron frente a las condiciones climáticas extremas del momento y remaron en un pequeño bote hasta las rocas en las que habían quedado atrapados nueve supervivientes a fin de rescatarlos. Mientras su padre los ayudaba a subir a bordo, Grace luchaba contra las peligrosas olas para tratar de estabilizar el bote, hazaña por la que recibió una medalla a modo de recompensa por parte de la propia reina Victoria, así como el estatus de celebridad que mantuvo mucho después de su prematura muerte, en 1842.
Pendleton (1952)
El 18 de febrero de 1952, un vendaval se cobró dos petroleros en un mismo día al sur del cabo Cod, en Massachusetts. Tanto el SS Pendleton como el SS Mercer se partieron en dos por la fuerza de las olas, que superaban los 20 metros de altura, a una distancia de tan solo 32 km entre sí. Cuando un equipo de rescate se dirigía hacia el Mercer, localizaron el Pendleton. Cuatro guardacostas consiguieron acercar el bote salvavidas a motor CG 36500 a la popa del Pendleton lo suficiente como para que la tripulación superviviente saltara a bordo. Los valientes autores del rescate recibieron la Medalla de Oro de Salvamento de la Guardia Costera y su historia se inmortalizó en un libro en 2009 y en una adaptación cinematográfica en 2016, ambas obras tituladas La hora decisiva (por motivos obvios, no incluimos películas de desastres marítimos en nuestras recomendaciones de películas para inspirar tu próxima travesía).
SS Andrea Doria (1956)
El transatlántico italiano SS Andrea Doria tuvo un destino mucho menos trágico que el del Titanic (pese a la fuerte colisión que sufrieron ambos), gracias a la rápida asistencia de los barcos que se encontraban cerca. En una tarde de niebla, frente a la costa de la isla Nantucket, en Massachusetts, el transatlántico sueco Stockholm embistió al Andrea Doria, arrojando del escenario a los músicos de la orquesta del barco mientras actuaban. Pese a inclinarse violentamente a estribor, lo que provocó que la mayoría de los botes salvavidas quedaran inutilizados, la calma de la tripulación y la organización de los cincos barcos que enseguida acudieron en su ayuda contribuyeron al enorme éxito del rescate: de las 1714 personas a bordo, entre pasajeros y tripulación, sobrevivieron 1663.
Prinsendam (1980)
Al ocurrir en fechas más tardías, el hundimiento del Prinsendam propició el uso de toda una gama de equipos y tácticas de rescate modernas. Mientras navegaba por las heladas aguas del golfo de Alaska, un incendio en la sala de máquinas obligó a más de 500 personas a subir a los botes salvavidas, que solo tenían capacidad para la mitad de los pasajeros. Tres patrulleros y helicópteros de la Guardia Costera, dos embarcaciones civiles y naves de las fuerzas aéreas de Estados Unidos y Canadá llevaron a cabo una serie de operaciones de transporte aéreo y rescate que permitieron la supervivencia de todos los pasajeros y tripulantes.
Embarcaciones en aguas europeas (a partir de 2015)
Es imposible destacar un solo acontecimiento: muchos de los rescates de migrantes en aguas europeas de la última década son prueba de una valentía y destreza naval comparables a las historias de rescate más famosas. Muchos marineros de embarcaciones comerciales y privadas, así como ONG especializadas y guardacostas, se han enfrentado a duras condiciones para rescatar a pasajeros en peligro en aguas del Mediterráneo, el Egeo y el canal de la Mancha. Pese a la oposición de algunos sectores e incluso la criminalización de estas acciones, estos rescates confirman lo que muchos consideran un pilar fundamental de la navegación: el deber de rescatar a cualquier persona que se encuentre en peligro en el mar.
Mención de honor
Los intentos de rescate, por muy osados que sean, pueden terminar en tragedia, y todo aquel que arriesga su vida para salvar a alguien en peligro en el mar es digno de elogio. Por ello, debemos mencionar algunas historias que no se han incluido en la lista anterior. Por su magnitud y carácter legendario destaca Dunkerque, en 1940, donde casi 1000 yates privados, barcos de pesca y embarcaciones de recreo cruzaron el canal de la Mancha para rescatar a más de 330 000 soldados británicos a los que, de otro modo, aguardaba una muerte segura.
Por su singularidad, mencionamos también el cuestionable relato de Dick van Dyke, al que en 2010 unas marsopas empujaron hasta la playa tras haberse quedado dormido en una tabla de surf, evitando que quedara a la deriva.
Aunque suene emocionante, hay que evitar este tipo de situaciones peligrosas. Comprueba nuestra checklist antes de salir a navegar, comprende las mareas y lee nuestra guía para navegar en familia de forma segura. Navega con precaución y busca una embarcación adecuada para tu próxima aventura en nuestro mercado de barcos nuevos y de ocasión.