En muchos barcos es necesario instalar hélices de proa para poder maniobrar a bajas velocidades. En este artículo explicamos qué son las hélices de proa y para qué sirven.
- Las hélices de proa permiten maniobrar mejor en lugares estrechos y con corrientes.
- Existen diferentes tipos de hélices de proa y cada una de ellas se adapta mejor a un tipo de embarcación u otra.
Las hélices de proa facilitan la navegación.
Historia de las hélices de proa
Las hélices de proa, o también llamadas hélices de maniobra, nacieron básicamente por un motivo económico. La necesidad de evitar pérdidas de tiempo junto al coste de los remolcadores hizo que se implantaran primero en proa y, más tarde, en proa y popa, a los ferrys de pasajeros en líneas de gran tráfico y movimiento.
Con el paso del tiempo, este sistema se fue implantando cada vez más en barcos mercantes de menor tonelaje y en los yates de lujo de gran porte. A medida que se fue comprobando su eficacia, lo fueron adoptando las embarcaciones de recreo de menor tamaño. En la actualidad, cada vez es más corriente encontrar embarcaciones de pequeña y mediana eslora que lleven incorporado un propulsor de maniobra en proa.
Las hélices de proa se parecen mucho a los propulsores convencionales, en formato más reducido y con la diferencia de que el eje de giro es transversal al sentido de la marcha del barco.
Actualmente, los distintos fabricantes disponen de muchas soluciones para adaptar sus distintos modelos a prácticamente cualquier tipo de carena facilitando cada vez más los atraques y las abarloadas a los muelles.
Ventajas de las hélices de proa
Las hélices de proa cuentan con dos ventajas principales. Por un lado, nos permiten la maniobra en lugares estrechos, complicados y, sobre todo, en amarres desconocidos. Por otra, no nos veremos afectados por las corrientes o por el efecto del abatimiento producido por el viento a la hora de realizar la maniobra. También podríamos añadir una tercera ventaja y es que nos podemos olvidar de los efectos evolutivos que producen en el rumbo la combinación de la hélice, timón y arrancada cuando estamos realizando las maniobras tanto en lugares estrechos como en los amplios.
Disponer de una hélice de maniobra en proa hace mucho más fáciles los movimientos laterales de la proa de la embarcación, tan a menudo difíciles de controlar por el viento o las corrientes.
Trabajo realizado para la instalación de dobles hélices de proa. Foto: Jordi Maseras.
Elegir una hélice de proa
Antes de tomar la decisión de qué hélice puede ser la apropiada para instalar en nuestra embarcación, debemos tomar en consideración algunos factores que nos ayudarán a elegir correctamente.
Ante todo, hay que escoger el tipo de propulsión: si disponemos de espacio útil y de una instalación hidráulica a bordo, no nos será difícil elegir un tipo de propulsión hidráulica. De todas formas, la gran mayoría de las instalaciones suelen ser eléctricas. También tendremos la posibilidad de escoger entre una o dos hélices. Según el tipo y tamaño de la embarcación las hélices de proa, pueden llegar a tener hasta seis palas.
Hay que tener en cuenta que la fuerza de propulsión de la hélice de proa es la que determina su efectividad y no la potencia de su motor. La efectividad viene dada por el resultado de la combinación de los siguientes factores: la potencia del motor eléctrico, la hélice (diámetro, paso y número de revoluciones) y también la mayor o menor pérdida de efectividad en el conducto o túnel. La fuerza de propulsión nominal solo se puede alcanzar en condiciones óptimas, pudiendo verse afectada de forma negativa por los siguientes factores:
- Una tensión de alimentación baja en el motor como consecuencia de una tensión de batería insuficiente (es recomendable instalar una batería independiente para el propulsor).
- Caída de la tensión debido a cables demasiado largos o de sección inferior a la correspondiente.
- Capacidad de batería insuficiente.
- Posición del conducto o túnel y su conexión con el casco (forma de las aberturas del túnel).
- Forma y tamaño de las rejillas de protección de las entradas del túnel (en caso de instalarse).
También es importante tener en cuenta que cuanto menor sea el diámetro del túnel, menor será su resistencia bajo el agua y, por consiguiente, menor la pérdida de velocidad en navegación. Además, un diámetro pequeño permite que el túnel se pueda situar más a proa, lo que mejora considerablemente su efectividad por el aumento del momento de giro de la embarcación.
Si la instalación está bien hecha en las embarcaciones a vela la pérdida de velocidad en navegación es mínima. Foto: Jordi Maseras.
Otros sistemas
También existen sistemas retráctiles, cada vez más utilizados en las embarcaciones a vela, que permiten que la obra viva no se vea alterada durante la navegación. Estos métodos también permiten instalar el conjunto más a proa, aunque tienen el inconveniente de que ocupan un mayor espacio en el interior.
Debido al alto consumo de los motores eléctricos de las hélices de proa, es aconsejable su utilización únicamente durante unos segundos para acabar o empezar una maniobra. Deberíamos colocar el barco en su amarre con la ayuda del motor o motores principales y contrarrestar la deriva o el abatimiento con la hélice de proa en el último momento.
Por último, añadir que existen también unos conjuntos monitorizados más sofisticados que, cuando se activan, conectan el motor principal, el piloto automático y la hélice de proa en un solo mando en forma de joystick de manera que durante las maniobras de atraque y desatraque del gobierno del barco se realiza únicamente a través de este mando.
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