La humedad a bordo es peligrosa e inevitable, por eso debemos informarnos al máximo para saber cómo proteger nuestro barco de sus peores efectos.
- La humedad a bordo puede provocar moho y problemas de salud, entre otros.
- Existen diversos elementos útiles para evitar la humedad a bordo, como la sal de sílice o la sal común, la vaselina y el deshumidificador.
Nos guste o no, nuestra afición se desarrolla en un ambiente muy propicio para que la humedad a bordo aparezca constantemente. Además de los efectos que puede tener sobre nuestro organismo manifestándose en forma de artritis o reumatismo, también puede traer problemas de corrosión, oxidación y aparición de moho a bordo de nuestro barco. En este sentido, hay que tener cuidado con la mezcla de humedad y materia orgánica en las tapicerías, ya que su resultado es el moho. Además de tener nuestro barco siempre seco, es fundamental mantenerlo siempre limpio para evitar problemas después.
Seis aspectos que debes conocer para que tu barco tenga un nivel de humedad a bordo óptimo:
¿Qué es la humedad?
La humedad no es más que la manifestación del agua evaporada en la atmósfera que se condensa por diferencia de temperatura. El agua juega un papel importantísimo de regulador térmico en la atmosfera gracias a su fuerte inercia calorífica (tanto su calentamiento como su enfriamiento son lentos). Una masa de aire determinada no puede sobrepasar un máximo de agua en estado gaseoso. Sobrepasado este máximo, el vapor de agua se transforma en líquido provocando la condensación. Igualmente, por debajo de una cierta temperatura, el fenómeno de la condensación vuelve a aparecer, cuanto más frío, menos agua en estado gaseoso puede contener el aire y viceversa. A más calor, más puede soportar el agua en estado gaseoso el aire.
Todos hemos podido comprobar lo que ocurre en verano cuando, en un vaso de cristal, ponemos un refresco y le añadimos unos cubitos de hielo para que nuestra bebida se conserve más fría. Al cabo de un rato, el exterior del vaso se empaña y más tarde se forman unas gotas de agua que, transcurrido un cierto tiempo, crearán un charquito de agua bajo el vaso. Si en lugar de un vaso de cristal, empleamos uno de plástico, comprobaremos que la condensación es mucho menor y dependiendo de la materia plástica empleada para la fabricación del recipiente, en ciertos casos llegará a ser imperceptible. Este fenómeno tiene una explicación y es que el vapor de agua se disuelve en la atmósfera hasta un cierto límite ya que, como hemos visto, la disolución está en función directa con la temperatura. Aunque menos importante, la presión también juega un papel en todo este proceso, pero en este caso no nos ocuparemos de ella.
Un metro cúbico de aire a una temperatura de 25ºC admite aproximadamente 4.000 gramos de agua en disolución, pero si enfriamos la masa de aire hasta llegar a los 15ºC solo admitirá 2.000 gramos. Por lo tanto, tendremos 2.000 gramos de agua que, en forma de gotas, saldrán de la disolución para depositarse sobre las superficies más frías del barco, como los cristales y partes metálicas. Dependiendo de que este descenso de temperatura sea más o menos acentuado, estas gotas caerán y resbalarán acumulándose en la sentina.
Más información sobre:
Agua potable a bordo
Conocer y cuidar los metales a bordo
Para mantener controlada la humedad a bordo en el interior de nuestra embarcación, es imprescindible conservar las sentinas limpias y secas. Foto Jordi Maseras.
Efectos nocivos
Si las gotas de humedad/condensación caen sobre alguna superficie en la que existan trazas de materia orgánica, como, por ejemplo, grasa de nuestro cuerpo sobre la tapicería de los sofás o restos de comida sin limpiar, se convertirá en un caldo de cultivo ideal para la reproducción de microorganismos y consecuentemente la aparición del moho.
Como ya hemos dicho, la humedad tiende a condensarse en las partes metálicas porque son las que primero se enfrían. Si prestamos un poco de atención a esto, podremos comprobar que todos nuestros instrumentos de navegación poseen estas partes metálicas y más concretamente en las conexiones eléctricas. Si solo fuese agua la que se condensa, el fenómeno de la humedad no tendría mayores consecuencias, pero en el aire hay partículas de polvo y sales minerales en suspensión, que al ser disueltas por el agua condensada pueden hacer un puente conductor y al cabo de los días, dejarnos la batería descargada si ésta no está en perfectas condiciones y no está conectada a un cargador de baterías automático.
Cómo luchar contra la humedad a bordo
Contra el moho existe ante todo una medida muy eficaz: la limpieza. Evitemos las manchas de productos alimenticios, restos de materias orgánicas, migas de pan, etc.
La sal
Las prendas que queden a bordo, sobre todo en invierno, las introduciremos en bolsas de plástico, comprobando previamente que estén bien secas, y dentro de las bolsas de plástico introduciremos unos pequeños sacos de tela con sal de sílice o cualquier desecador compuesto a base de material higroscópico. Si no tenemos ninguna de estas materias a mano, un remedio casero que suele funcionar bastante bien consiste en llenar los saquitos con sal común, que absorbe muy bien la humedad a bordo. En la sentina, además de la conveniencia de tener una bomba de achique automática, podemos instalar una “bola seca” que encontraremos en cualquier droguería o, en su defecto, un recipiente con sal de cocina, preferiblemente sal gorda.
Existen varios productos antihumedad en el mercado que podemos usar en nuestro barco. La sal también es una buena opción para la humedad a bordo. Foto: Humidity.
La vaselina
Es aconsejable cubrir con vaselina los contactos de los instrumentos de navegación, pero nunca con silicona de sellar, ya que cualquier reparación posterior nos representaría un problema añadido. La vaselina protege perfectamente, incluso las partes que están directamente en contacto con el agua. Como quiera que los bornes de conexión se encuentran en contacto muy directo con el aire, tanto del exterior como del interior del barco, no es muy aconsejable utilizar esprays lubricantes, ya que con el tiempo se secan y pierden su efectividad. Lo más barato y efectivo es la vaselina. Existen los esprays de silicona, que también son una buena solución, ya que la silicona no es conductora y ofrece una protección de algo más de seis meses a la intemperie, por tanto en el interior puede ofrecer una protección muy superior.
En bote industrial o en un tubo de pocos gramos, la vaselina es imprescindible contra la humedad a bordo.
El deshumidificador portátil
También será fundamental tener una buena ventilación, pues el aire circulante facilita en gran medida el secado interior. Si no tenemos la posibilidad de ventilar regularmente el interior, sobre todo en invierno, es muy aconsejable tener conectado un deshumidificador portátil que nos mantendrá el barco seco y a un nivel de humedad a bordo óptimo. Existen en el mercado deshumidificadores portátiles que están especialmente diseñados para espacios cerrados que, además de eliminar la humedad de moquetas, armarios y colchonetas, también contribuyen a que desaparezcan los malos olores.
Las embarcaciones modernas suelen poseer aireadores sobre las escotillas para la humedad a bordo, pero son insuficientes para mantener seco el interior. La solución es un deshumidificador portátil. Foto: Humidity.
Normalmente funcionan con niveles de humedad relativa de entre 5% y el 100%, funcionan a 220V, disponen de depósito de varios litros de capacidad para recoger el agua y todos van provistos de paro automático cuando el depósito está lleno. También van provistos de una salida para conectar un tubo de desagüe exterior.
Más información sobre:
Ósmosis: Identificación y solución
Seguridad a bordo: equipo y material
Agua potable a bordo