Recorrer el mundo en barcostop es posible. Paula Gonzalvo, influencer náutica y creadora del canal Allende los Mares, nos explica en esta entrevista cómo ha cambiado su vida desde que se lanzó a surcar los mares como tripulante colaborando en travesías de veleros particulares.
En 2014, Paula Gonzalvo, arquitecta de Castellón, decidió dejar en tierra el “deber hacer” para actuar según su instinto y embarcarse sola y sin experiencia alguna en una travesía oceánica. Desde entonces, ha recorrido 24.000 millas a bordo de diferentes veleros particulares, desempeñado varias tareas y labores domésticas a cambio de poder navegar.
Hoy Paula comparte sus experiencias en su canal de YouTube, seguido por más de 13.000 personas, donde va contando sobre sus aventuras y dando consejos sobre la navegación y la vida a bordo.
En esta entrevista nos cuenta que cuando embarcó por primera vez no sabía nada sobre el mar y la vida a bordo y que ahora, tras haber cruzado tres veces el Atlántico, tiene más miedo que el primer día, porque “el miedo crece a medida que conoces el riesgo”. Se plantea comprar un barco propio en futuro, pero de momento prefiere disfrutar embarcando como tripulante y saltando de velero en velero.
Parece ser que el barcostop es más común de lo que pensamos… ¿Nos puedes explicar cómo funciona?
Se trata de embarcar como tripulante colaborando en travesías de veleros particulares, ya sean costeras como oceánicas, y ayudar en lo que se necesite a bordo (labores domésticas, organización y/o navegación).
¿Qué dejaste en tierra cuando decidiste embarcarte?
El peso del "deber hacer”, me liberé del tener que seguir unos pasos establecidos y poder actuar conforme a lo que el instinto me marcaba.
¿Cómo encontraste el primer barco para tus aventuras?
Cuando embarqué por primera vez no sabía sobre el mar y estilo de vida del navegante, tan solo me comentaron que existía la posibilidad de encontrar barcos en Canarias en otoño para realizar el cruce del Atlántico, así que fui allí a buscarlo. Colgué carteles en bares y lavanderías, me recorrí todos los puertos de Gran Canaria y hablé con todas las personas que encontré comentándoles mi inquietud; al cabo de tres semanas conocimos a Jerome, el capitán del velero No Stress, que aceptó cuatro barcostopistas en su travesía oceánica.
¿Tuviste miedo al embarcarte por primera vez?
El miedo crece a medida que conoces el riesgo ya sea por experiencia propia, también ajena; en mi caso no sabía nada acerca del mar con lo que en ese primer cruce nunca pasé miedo y pienso que es debido al desconocimiento. Ahora, tras 24.000 millas y tres cruces del Atlántico, creo que tengo más miedo que ese primer día.
Cuando empezaste no tenías ninguna experiencia previa a bordo de una embarcación. ¿No te hizo falta experiencia náutica?
Cuando ya tenía decidido embarcarme como tripulante para cruzar el océano en otoño, el verano anterior fui preguntando a conocidos que sabía que participaban en regatas si podía unirme a ellas. Quería estar segura de que me sentía cómoda a bordo y que no me mareaba.
En cuanto a la experiencia para embarcar, todo depende del capitán/a. Siempre ayuda tener experiencia náutica y realmente se disfruta más, pero no es necesaria. Siempre puedes echar una mano en labores domésticas que todos sabemos hacer y también ayudar en las guardias con una mínima explicación.
Ahora que tienes más conocimiento y el título de capitana, ¿en qué tipo de barco dirías que prefieres navegar?
Si tuviera que elegir tan solo uno, prefiero velero a catamarán, pues me encantan las travesías largas y en mar abierto, y de eslora 40-50 pies, son al mismo tiempo confortables y manejables.
Aún así, todo depende del tipo de navegación, destino y objetivo del viaje. Si se trata de una tranquila navegación en familia o amigos descubriendo calas naturales, elegiría un catamarán de unos 40-45 pies. Para una travesía oceánica con tripulación experimentada, un velero de 65-70 pies es estupendo. En navegación en solitario me inclinaría por uno bastante más pequeño, de 30-40 pies.
¿Te planteas adquirir uno?
Alguna vez lo he pensado, llevo varios años llevando la casa a cuestas en tan solo una mochila de 50 litros y sí, me gustaría poder viajar y vivir en mi propia casa. De todas maneras lo descarto por el momento, disfruto mucho embarcando como tripulante aprendiendo de cada capitán/a y navegando en veleros diferentes cada vez.
Además, por ahora tener un velero propio me privaría de la libertad que me ofrece el mar y este estilo de vida; el mantenimiento, la dedicación y preocupación es constante. De todas maneras no descarto que ese momento llegue pronto y comenzar una nueva etapa de navegante, ser armadora.
¿Cómo dirías que ha cambiado tu vida en estos últimos años?
Más que un cambio de vida, ha sido un renacer. Como si estuviera viviendo una nueva vida, me di la oportunidad de comenzar de cero. Un cambio total en la escala de valores y perspectiva de vida, sin duda un cambio a mejor.
¿Cuál ha sido la travesía más dura a las que te has enfrentado hasta ahora?
Esta ha sido la pregunta más difícil de responder, creo que todavía no me he enfrentado a una travesía dura. Por suerte, sí he vivido unas cuantas exigentes y por ello realmente estimulantes, por ejemplo atravesar el Golfo de Vizcaya desde Falmouth, Inglaterra a Galicia, España tras tener que esperar una semana a que pasaran dos borrascas seguidas. Imagina el mar de fondo que encontramos allí, éramos solo dos personas haciendo guardias cada 3 horas.
¿Cuál es el lugar más idílico en el que has navegado?
El mar Jónico me enamoró, he pasado largas temporadas entre Corfú, Cefalonia, Ítaca… Intento no volver, pues quiero descubrir otros lugares, pero reconozco que se me hace difícil. Otro lugar del que guardo muy buen recuerdo es el archipiélago de San Blas en Panamá, una vida sencilla viviendo del y con el mar.
¿Qué crees que se busca dando vueltas por el mundo?
Hacer que cada día cuente, darle valor al presente. Impregnarnos de nuevas emociones y formas de hacer diferentes; aprender y vivir cómo es el mundo en primera persona.
¿Dónde estás navegando ahora? ¿Y cuáles son tus próximos destinos?
Esta vez estoy explorando el Mar Adriático, en costas de Croacia. Es posible que al terminar esta navegación acompañe en un traslado de un catamarán desde Francia al sur de España. Tengo ganas de conocer mejor el tipo de navegación que ofrecen estas embarcaciones.
Lo que sí es seguro es que el 5 de octubre comenzamos una travesía tradicional en la que apagamos GPS y navegaremos desde la península a Canarias compitiendo en ver quien es el velero más preciso calculando su posición geográfica con sextante, veleros y tripulantes son bienvenidos, puedes encontrar más información en mi web: allende-losmares.com.
Tus recomendaciones para los que quieran aventurarse a la mar…
Hoy en día es facilísimo nutrirse de buenas historias y consejos para aventurarse a la mar. Además de lecturas de siempre, gracias a Internet puedes seguir, inspirarte y aprender de las travesías de personas que ya han dado el paso; ya sea con barco propio o como tripulante. Por ejemplo, en mi canal de Youtube, ‘Allende los Mares’, puedes encontrar historias de navegantes y consejos sobre cómo vivir y viajar por mar. Si la idea persiste… ¡hazte a la mar!
En 2014, Paula Gonzalvo, arquitecta de Castellón, decidió dejar en tierra el “deber hacer” para actuar según su instinto y embarcarse sola y sin experiencia alguna en una travesía oceánica. Desde entonces, ha recorrido 24.000 millas a bordo de diferentes veleros particulares, desempeñado varias tareas y labores domésticas a cambio de poder navegar.
Hoy Paula comparte sus experiencias en su canal de YouTube, seguido por más de 13.000 personas, donde va contando sobre sus aventuras y dando consejos sobre la navegación y la vida a bordo.
En esta entrevista nos cuenta que cuando embarcó por primera vez no sabía nada sobre el mar y la vida a bordo y que ahora, tras haber cruzado tres veces el Atlántico, tiene más miedo que el primer día, porque “el miedo crece a medida que conoces el riesgo”. Se plantea comprar un barco propio en futuro, pero de momento prefiere disfrutar embarcando como tripulante y saltando de velero en velero.
Parece ser que el barcostop es más común de lo que pensamos… ¿Nos puedes explicar cómo funciona?
Se trata de embarcar como tripulante colaborando en travesías de veleros particulares, ya sean costeras como oceánicas, y ayudar en lo que se necesite a bordo (labores domésticas, organización y/o navegación).
¿Qué dejaste en tierra cuando decidiste embarcarte?
El peso del "deber hacer”, me liberé del tener que seguir unos pasos establecidos y poder actuar conforme a lo que el instinto me marcaba.
¿Cómo encontraste el primer barco para tus aventuras?
Cuando embarqué por primera vez no sabía sobre el mar y estilo de vida del navegante, tan solo me comentaron que existía la posibilidad de encontrar barcos en Canarias en otoño para realizar el cruce del Atlántico, así que fui allí a buscarlo. Colgué carteles en bares y lavanderías, me recorrí todos los puertos de Gran Canaria y hablé con todas las personas que encontré comentándoles mi inquietud; al cabo de tres semanas conocimos a Jerome, el capitán del velero No Stress, que aceptó cuatro barcostopistas en su travesía oceánica.
Paula Gonzalvo comparte sus experiencias a bordo en su canal de YouTube, Allende los Mares.
¿Tuviste miedo al embarcarte por primera vez?
El miedo crece a medida que conoces el riesgo ya sea por experiencia propia, también ajena; en mi caso no sabía nada acerca del mar con lo que en ese primer cruce nunca pasé miedo y pienso que es debido al desconocimiento. Ahora, tras 24.000 millas y tres cruces del Atlántico, creo que tengo más miedo que ese primer día.
Cuando empezaste no tenías ninguna experiencia previa a bordo de una embarcación. ¿No te hizo falta experiencia náutica?
Cuando ya tenía decidido embarcarme como tripulante para cruzar el océano en otoño, el verano anterior fui preguntando a conocidos que sabía que participaban en regatas si podía unirme a ellas. Quería estar segura de que me sentía cómoda a bordo y que no me mareaba.
En cuanto a la experiencia para embarcar, todo depende del capitán/a. Siempre ayuda tener experiencia náutica y realmente se disfruta más, pero no es necesaria. Siempre puedes echar una mano en labores domésticas que todos sabemos hacer y también ayudar en las guardias con una mínima explicación.
Ahora que tienes más conocimiento y el título de capitana, ¿en qué tipo de barco dirías que prefieres navegar?
Si tuviera que elegir tan solo uno, prefiero velero a catamarán, pues me encantan las travesías largas y en mar abierto, y de eslora 40-50 pies, son al mismo tiempo confortables y manejables.
Aún así, todo depende del tipo de navegación, destino y objetivo del viaje. Si se trata de una tranquila navegación en familia o amigos descubriendo calas naturales, elegiría un catamarán de unos 40-45 pies. Para una travesía oceánica con tripulación experimentada, un velero de 65-70 pies es estupendo. En navegación en solitario me inclinaría por uno bastante más pequeño, de 30-40 pies.
¿Te planteas adquirir uno?
Alguna vez lo he pensado, llevo varios años llevando la casa a cuestas en tan solo una mochila de 50 litros y sí, me gustaría poder viajar y vivir en mi propia casa. De todas maneras lo descarto por el momento, disfruto mucho embarcando como tripulante aprendiendo de cada capitán/a y navegando en veleros diferentes cada vez.
Además, por ahora tener un velero propio me privaría de la libertad que me ofrece el mar y este estilo de vida; el mantenimiento, la dedicación y preocupación es constante. De todas maneras no descarto que ese momento llegue pronto y comenzar una nueva etapa de navegante, ser armadora.
Paula no descarta adquirir su propio barco, pero de momento prefiere disfrutar embarcando como tripulante.
¿Cómo dirías que ha cambiado tu vida en estos últimos años?
Más que un cambio de vida, ha sido un renacer. Como si estuviera viviendo una nueva vida, me di la oportunidad de comenzar de cero. Un cambio total en la escala de valores y perspectiva de vida, sin duda un cambio a mejor.
¿Cuál ha sido la travesía más dura a las que te has enfrentado hasta ahora?
Esta ha sido la pregunta más difícil de responder, creo que todavía no me he enfrentado a una travesía dura. Por suerte, sí he vivido unas cuantas exigentes y por ello realmente estimulantes, por ejemplo atravesar el Golfo de Vizcaya desde Falmouth, Inglaterra a Galicia, España tras tener que esperar una semana a que pasaran dos borrascas seguidas. Imagina el mar de fondo que encontramos allí, éramos solo dos personas haciendo guardias cada 3 horas.
¿Cuál es el lugar más idílico en el que has navegado?
El mar Jónico me enamoró, he pasado largas temporadas entre Corfú, Cefalonia, Ítaca… Intento no volver, pues quiero descubrir otros lugares, pero reconozco que se me hace difícil. Otro lugar del que guardo muy buen recuerdo es el archipiélago de San Blas en Panamá, una vida sencilla viviendo del y con el mar.
El Copérnico Doblón, un velero de 21 metros de eslora en el que Paula se ha embarcado como tripulante.
¿Qué crees que se busca dando vueltas por el mundo?
Hacer que cada día cuente, darle valor al presente. Impregnarnos de nuevas emociones y formas de hacer diferentes; aprender y vivir cómo es el mundo en primera persona.
¿Dónde estás navegando ahora? ¿Y cuáles son tus próximos destinos?
Esta vez estoy explorando el Mar Adriático, en costas de Croacia. Es posible que al terminar esta navegación acompañe en un traslado de un catamarán desde Francia al sur de España. Tengo ganas de conocer mejor el tipo de navegación que ofrecen estas embarcaciones.
Lo que sí es seguro es que el 5 de octubre comenzamos una travesía tradicional en la que apagamos GPS y navegaremos desde la península a Canarias compitiendo en ver quien es el velero más preciso calculando su posición geográfica con sextante, veleros y tripulantes son bienvenidos, puedes encontrar más información en mi web: allende-losmares.com.
Tus recomendaciones para los que quieran aventurarse a la mar…
Hoy en día es facilísimo nutrirse de buenas historias y consejos para aventurarse a la mar. Además de lecturas de siempre, gracias a Internet puedes seguir, inspirarte y aprender de las travesías de personas que ya han dado el paso; ya sea con barco propio o como tripulante. Por ejemplo, en mi canal de Youtube, ‘Allende los Mares’, puedes encontrar historias de navegantes y consejos sobre cómo vivir y viajar por mar. Si la idea persiste… ¡hazte a la mar!