Vayas donde vayas con tu barco, necesitarás agua, tanto para beber como para lavar los platos o ducharte. Cada barco y navegante tiene sus propias necesidades y capacidad de almacenamiento. Si dependes de electrodomésticos que consumen mucha agua, querrás aumentar la cantidad y calidad de la misma, así como minimizar su consumo. ¡Te explicamos cómo conseguirlo!
Hazte con una potabilizadora
Si dispones de tiempo, paciencia y suficiente presupuesto, puede resultar tentador equipar el barco con desalinizadoras, es decir, sistemas que convierten el agua del mar en agua potable. Sin embargo, cabe señalar que estas máquinas consumen energía y pueden ser difíciles de instalar y mantener (requieren hacer uso de un conservador biocida cuando no se están utilizando, sobre todo en climas cálidos). Los sistemas más habituales son los de corriente continua de tamaño pequeño a mediano que funcionan directamente con baterías, los dispositivos de corriente alterna que funcionan mediante el uso de electricidad en puerto (aunque debes tener cuidado: el tratamiento del agua del puerto deportivo puede dañar los sistemas hídricos) y los sistemas que funcionan con la potencia del motor. Si te va el activismo ecológico, los dispositivos manuales pueden producir unos cinco litros por hora, pero acabarás agotado.
Aprovecha la lluvia: recolectores de agua en toldos, paneles y cubiertas
El agua dulce cae literalmente del cielo. Como la lluvia es bastante predecible, se pueden instalar sistemas de recolección con bastante facilidad, que, además, son las fuentes de agua más rentables y sostenibles. Otra alternativa es fijar tubos a los puntos bajos del toldo o bimini. Los paneles solares también sirven para recolectar agua. Incluso algunas personas aprovechan las cubiertas con buen drenaje, sobre todo las que tienen baranda, para filtrar el agua de lluvia que cae directamente sobre las embarcaciones. Obviamente, todas estas opciones requieren que llueva y suelen funcionar mejor en los puertos.
Tanques de agua
Sea cual sea su procedencia, el agua debe almacenarse en tanques, aunque no hay que confundirlos con los de combustible, aguas grises o desechos. Estos tanques tienen muchas formas y tamaños y están hechos de distintos materiales, cada uno con sus ventajas e inconvenientes: acero inoxidable, aluminio, polietileno o tela flexible. Por lo general, cuantos más tanques lleves, mejor: si el viaje es largo, querrás evitar que un tanque contaminado eche a perder todo el suministro de agua. Comprueba cuántos tanques incluye tu barco antes de comprarlo y considera la posibilidad de instalar tanques adicionales para disfrutar de travesías más largas o para aquellos dispositivos que consuman mucha agua. También necesitarás bombas (y no olvides que lo esencial es ubicar los tanques en el lugar correcto): los tanques gemelos o situados en el centro evitarán problemas de equilibrio.
Limpieza y mantenimiento del tanque
Para evitar que el agua sepa mal o incluso se contamine, es necesario llevar a cabo una limpieza y mantenimiento de forma periódica, siempre en función del tipo de tanque y su ubicación. Los de metal suelen oxidarse y, en climas cálidos, pueden acumular algas, moho y bacterias con el paso del tiempo. En climas fríos, se necesitan sistemas de tuberías para el invierno con anticongelante. En caso de contaminación severa, las soluciones de lejía con cloro son realmente útiles; y el zumo de limón y lima también puede ser de ayuda cuando el agua es de mala calidad. Siempre es recomendable instalar sistemas con opciones de drenaje, reemplazar filtros y rejillas con frecuencia y purgar y drenar el sistema.
Ahorrar agua
No hace falta ser un defensor acérrimo de la navegación sostenible para querer evitar un uso excesivo de agua. Algunos aparatos, como las lavadoras y los lavavajillas, consumen en exceso y, por eso mismo, se consideran un lujo. La mayoría nos conformamos con lavarnos las manos o guardar los platos para fregarlos más tarde en tierra. Lo mismo ocurre con la ducha: evita vaciar los tanques duchándote en tierra o usa una ducha externa en cubierta para quitarte el salitre tras bañarte en el mar (el jabón marino es muy recomendable para lavarse en agua salada y reducir el impacto medioambiental). En la mayoría de los viajes, el agua embotellada te bastará para beber y cocinar, mientras que el agua de mar podrá servirte para enjuagar productos frescos, lavar los platos e incluso cocinar (si está lo suficientemente limpia).
Construir el sistema hídrico ideal puede ser un proyecto ambicioso, así que ponte ya en marcha y encuentra un barco con el mejor equipamiento a tu medida.