«Trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti» es una idea que puede aplicarse a la perfección al momento de vender un barco. Intenta ponerte siempre en el lugar del posible comprador. Piensa en qué puede resultarle agradable de tu barco y qué puede serle desagradable o molesto. Un motor sucio, las manchas de óxido en la parte superior o en la cabina o los restos de aceite en la sentina son errores evidentes y un mantenimiento básico y una mano de pintura son fundamentales antes de subir a un posible comprador a bordo. Pero muchos vendedores olvidan esta regla de oro: retira cualquier toque u objeto personal.
Despeja el espacio
Los efectos personales y la decoración son una cuestión de gustos. Los vendedores suelen descuidar este aspecto al preparar el barco porque no reparan en que es un factor que puede afectar a las posibilidades de venta.
No es prudente dar por hecho que al comprador le vaya a gustar tanto como a ti todo lo que has hecho para personalizar el barco. Es probable que no valga la pena cambiar ciertas cosas como, por ejemplo, la tela de los cojines que encargaste y que siguen en buen estado. Pero, a menos que te dediques profesionalmente al diseño de interiores y estés convencido de que tu buen gusto aumentará las posibilidades de venta, es mejor optar por despejar el espacio. La razón es bien sencilla: la mayoría de compradores prefieren ver un lienzo en blanco, de modo que el barco se parezca lo máximo posible a su aspecto original al salir de fábrica. De esta manera, podrán imaginar cómo quedarán sus pertenencias, estilo y gustos propios.
Esto se aplica especialmente al espacio de almacenamiento, ya sea en la cabina, el baño o la cocina. Por lo general, el espacio en los barcos siempre escasea, por lo que si está repleto de tus pertenencias, los posibles compradores difícilmente podrán imaginar cómo lo usarían a su manera.
Elementos principales que debes retirar:
- Alimentos, ollas, sartenes, paños y utensilios de cocina
- Artículos de aseo, toallas y todo lo que haya a la vista en el servicio
- Ropa de cama, sábanas, almohadas, libros y cualquier artículo personal en las zonas de litera y descanso
- Equipo para deportes acuáticos (tablas, esquís, cuerdas de remolque)
- Equipo de pesca (redes, cañas, garfios, cajas de aparejos)
- Artículos de limpieza (mopas, escobas, estropajos, cubos, mangueras)
- Decoración (carteles, fotos, grabados)
- Libros, papeles, bolígrafos, lápices y cuadernos en la zona de navegación o las estanterías de la cabina
También debes tener en cuenta hasta qué punto quieres que sea un entorno aséptico. Puedes dejar un cojín en el sofá de la cabina o un par de libros en la estantería, pero debes despejar el espacio y no dejar ver tus gustos personales. En caso de duda, retira el objeto.
Si no está limpio, tíralo
Una vez hayas despejado todo el espacio, debes limpiar la suciedad, polvo, sal, manchas de óxido y cualquier otro detalle que le recuerde al comprador que se trata de un barco usado. Unos armarios relucientes y unos cajones impecables siempre resultarán más atractivos. Asegúrate de mantener limpio el barco mientras esté en venta.
Por otro lado, hay algunos artículos que vale la pena vender junto a la embarcación porque, además, pueden aumentar su valor, como, por ejemplo: el ancla y la cadena de fondeo, los dispositivos de flotación personal, los extintores de incendios, los guardabarros y los cabos de amarre. Pero para que le resulten atractivos al comprador, deben estar en buen estado. Los cabos no deben estar enredados, sino perfectamente enrollados y guardados, y los guardabarros deben estar bien inflados y no presentar manchas de moho. En definitiva, si un objeto puede aportar valor para el comprador, déjalo. Si daña a la vista, distrae o es indicativo de un mantenimiento deficiente, deshazte de él.
¿Has despejado ya tu barco? Comprueba qué más debes hacer antes de venderlo, desde dejar el motor a punto hasta los preparativos generales.
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