Entender lo que es la sensación térmica y la influencia de la velocidad del viento en nuestro bienestar a bordo nos ayudará a navegar más cómodos y con más seguridad.
Desde hace algunos años, nos hemos acostumbrado a oír a los meteorólogos hablar de “Temperatura de Sensación”, “Sensación Térmica” o “Wind Chill en inglés, que no es más que la temperatura que nota nuestro cuerpo según el termómetro, el viento y el grado de humedad del ambiente que hay en aquel momento. Como todos sabemos, la temperatura del aire en el exterior no siempre es un indicador seguro para determinar el frío o el calor que podemos sentir si estamos expuestos al aire libre. Tenemos la costumbre de decir que hace calor o frío, en función de lo que marca un termómetro corriente. Pero no solo la temperatura seca del aire determinará la sensación que sentimos, sino una serie de parámetros que pueden mejorar o empeorar la sensación.
Debemos elegir ropa adecuada a la temperatura que vamos a sentir durante la navegación y no fijarnos solamente en lo que marca el termómetro. Foto: Pilar Pasanau, navegante solitaria. Foto: Laura Carrau/ FNOB.
Después de múltiples estudios, los científicos, han creado el llamado “Índice Metabólico”, que se utiliza en climatización para aproximarse a la sensación de comodidad térmica, evaluando la cantidad de calor que el cuerpo humano necesita disipar al ambiente, según la actividad realizada.
Sensación térmica
Una básica introducción nos ayudará a entender el proceso de la llamada “Sensación Térmica” que no es más que la reacción de nuestro cuerpo ante el conjunto de condiciones del ambiente que determinan el clima desde el punto de vista térmico. Nuestro cuerpo consume energía para su mantenimiento y la obtiene cuando realiza la digestión de los alimentos consumidos. El residuo energético se transforma en calor, que nuestro cuerpo aprovecha para mantener una temperatura adecuada para los procesos orgánicos que en él se producen; este proceso es el llamado “Metabolismo Basal”. Como el cuerpo está produciendo calor continuamente, necesita disipar el sobrante. Para ello nuestro cuerpo dispone de un órgano vital para la vida: la piel. La piel es el órgano encargado de mantener la temperatura del interior del cuerpo y lo hace disipando más o menos calor dependiendo de la producción de calor y de la temperatura ambiente. Se produce más calor, cuanto mayor sea la actividad física, aunque también varía dependiendo de la edad (mayor cuanto más joven), el tamaño, el peso o el sexo del individuo.
En invierno existen dos factores fundamentales que aceleran la pérdida de calor de nuestro cuerpo y que definen la sensación de frío: A) La diferencia térmica entre la piel y el medio ambiente y (B) la velocidad del viento. La pérdida continua de calor del organismo es tanto mayor cuanto mayor es la diferencia entre la temperatura de la piel, que es de 32ºC y la temperatura del medio ambiente. Esta diferencia se concentra en una capa de aire que rodea todo el cuerpo, de solo algunos milímetros de espesor, llamada capa límite. Cuanto más reducido se encuentra el espesor de esta capa por efecto del viento, mayor es la pérdida de calor por unidad de tiempo. Por ejemplo si en una mañana de invierno la temperatura es de 0ºC y el viento está en calma, no sentiremos mucho frío si estamos normalmente abrigados, pero a la misma temperatura y con un viento de 22 nudos, la sensación térmica será equivalente a +/-15º bajo cero.
Hipotermia
Por tanto, las condiciones de navegación son siempre peligrosas cuando la temperatura del aire, en un lugar abrigado del barco, es igual o inferior a 10ºC con un viento aparente de 20 nudos o más de intensidad soplando en el exterior. Si a estas condiciones añadimos la lluvia, además de la humedad producida por los rociones, el frío llevará a los tripulantes a notar una gran sensación de incomodidad. Más del 50% de la pérdida de calor de nuestro cuerpo se efectúa a través de la nuca y la cabeza. Si estas partes del cuerpo no se abrigan convenientemente, al ser las más expuestas al viento y los rociones, no tardaremos en notar los primeros síntomas de hipotermia. Primero empezaremos a notar frío en los pies y las manos, después aparecerán los primeros escalofríos, más tarde notaremos una cierta confusión, falta de atención y lentitud en los movimientos y, finalmente, una peligrosa pérdida de reflejos.
La cabeza es una de las partes del cuerpo por donde se pierde más calor, por eso es importante protegerla, aunque no siempre las condiciones que encontramos sean tan extremas como las de los Mares del Sur. Foto: Matt Knighton/Abu Dhabi Ocean Racing.
Cuando se llega a estos extremos, la defensa del organismo contra el frío baja considerablemente y el tripulante que padece estos síntomas puede ser la causa o la víctima de un accidente, como puede ser la caída al mar.
La tabla de temperaturas equivalentes refleja la pérdida de calor de nuestro cuerpo combinando los efectos de la temperatura del aire y la intensidad del viento aparente. Por ejemplo, cuando la temperatura del aire en calma es de 18ºC, la pérdida de calor experimentada por nuestro cuerpo, expuesto a un viento aparente de 25 nudos, es la misma que si nos encontráramos inmóviles con un viento en calma y una temperatura de 10,4ºC.
En verano
En cambio en verano, el elemento que aumenta la sensación térmica es la humedad. Cuando la humedad es elevada, el valor de la sensación térmica es superior al de la temperatura del aire. En este caso la sensación térmica refleja la dificultad que nuestro organismo encuentra para disipar el calor producido por el metabolismo interno y nos sentimos incómodos. Si en verano la humedad es baja, la sensación térmica es menor que la temperatura real del aire. En este caso notamos una sensación de bienestar, porque la piel se enfría más debido a una mayor evaporación de la transpiración. Cuando la temperatura del aire es menor de 32ºC (temperatura de la piel) el viento disminuye la sensación térmica. Sin embargo, si la temperatura supera los 32ºC el viento aumenta esta sensación.
También existen tablas para calcular la sensación térmica o temperatura de bochorno en verano, pero en este artículo vamos a prescindir de ellas dado que para las tripulaciones en navegación no nos influyen en términos de peligro.