Los propietarios de embarcaciones a menudo se preguntan sobre los riesgos y beneficios de cambiar de bandera y navegar bajo pabellón de otro país europeo. En este artículo comentamos el tema del abanderamiento fuera de España.
- Actualmente el cambio de bandera es bastante habitual y solemos ver muchos barcos con banderas de Holanda y Bélgica navegando por nuestras aguas. Esto se debe a que la legislación española es muy restrictiva en este sentido.
- Si decidimos cambiar de bandera, además de realizar los trámites necesarios, debemos tener en cuenta que, como armadores, somos responsables de la seguridad y el buen mantenimiento de los diferentes elementos de la embarcación.
¿Qué implica arriar el pabellón español?
Para empezar, la normativa actual dice que los residentes en España deberán contar con titulación española o de su país de origen para poder gobernar un barco por aguas españolas bajo pabellón de cualquier país europeo, con el único requisito de haber liquidado el Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte (Impuesto de Matriculación).
El concepto de “navegar bajo un pabellón” implica que estamos aceptando su legislación. Por lo tanto cambiar de bandera ofrece la posibilidad de escoger un país con una legislación más flexible. La legislación española es restrictiva al extremo de sobrepasar el sentido común. Valga como ejemplo la exigencia de revisar la balsa salvavidas transcurrida la mitad de tiempo que recomienda el fabricante, o de realizar una inspección técnica de centenares de euros.
Hay muchos países europeos que tienen una legislación menos restrictiva y en el caso de Holanda y Bélgica podríamos decir que son los más flexibles, o los más razonables, según el punto de vista.
Lo importante es tener bien claras las responsabilidades de la persona que está al mando de la embarcación: tanto los elementos de seguridad como la balsa han de cumplir con las fechas de vencimiento, así como el correcto funcionamiento de los elementos de navegación. El sentido común de persona de mar sigue siendo una necesidad y la seguridad una prioridad.
En Holanda las embarcaciones deportivas no requieren inspecciones periódicas (ITB), el estado de navegación depende únicamente de la persona armadora que se encarga de su correcto mantenimiento. El material de seguridad obligatorio se reduce considerablemente y su caducidad, como es lógico, depende de la fecha de vencimiento que pone el fabricante. Tampoco existe un límite de navegación por zonas, el límite lo determina la categoría de construcción del barco, pero, ante todo, la pericia de quien esté al mando.
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En Holanda las embarcaciones de recreo no requieren inspecciones periódicas, el estado de navegación depende del armador. Foto: Diego Yriarte.
Arriar una e izar otra
Solicitar la baja en Registro Marítimo Español
Aunque no sea un trámite complicado, no es tan simple como quitar una bandera y poner otra, nacionalismos aparte. Desde el momento en que se solicita la baja de bandera en el registro de España hasta que la baja sea efectiva pueden pasar entre dos o tres semanas. Mientras no se reciba el comunicado de baja del Registro Marítimo, el barco sigue siendo español y deberá navegar con el pabellón nacional.
Para los elementos electrónicos como la radio o una radiobaliza, la administración también dará de baja el MMSI español (número de identificación del servicio móvil marítimo) y se le dará un nuevo número correspondiente al país de la nueva bandera, con lo que el armador se compromete a desprogramarlo, pero no es necesario presentar ningún certificado oficial.
Tramitación, documentación e impuestos
El trámite de abanderamiento en Holanda tarda aproximadamente diez días. Holanda no exige la baja del Registro Español; cuando éste emite la baja se cambia de pabellón con una tramitación bastante rápida. Es distinto al abanderamiento belga, cuyo periodo de trámite es un poco más largo y exige la baja del Registro Marítimo Español.
La documentación variará según el país escogido y también el puerto base, que para Bélgica puede ser un puerto español (en este caso el Ministerio emite una “Lettre de Pavillon” con los datos de la embarcación y del armador). En cambio, Holanda emite una Licencia Internacional de Navegación (ICP) en la que constan los datos del barco y del armador, pero el puerto base siempre será ‘Netherlands’ o un puerto holandés.
Con respecto a los impuestos, si residimos en España debemos pagar el IVA correspondiente y también el Impuesto de Transmisión Patrimonial que depende de la Comunidad Autónoma en donde se resida y podrá variar.
No se trata solo de cambiar la bandera, también es necesario rotular el espejo de popa con el nombre y el puerto base, pero no es necesario rotular el número de licencia, ni matrícula; aunque siempre se debe enarbolar el pabellón de bandera y el de cortesía español.
Renovar la bandera
A la hora de renovar la bandera también hay que tener en cuenta algunas diferencias. Bélgica es más laxa y exige la renovación cada cinco años. Llegado este período es necesario ponerse en contacto con SPF Mobilité y realizar el trámite. Holanda renueva sus banderas cada dos años. Es posible que nos llegue una comunicación por correo con el aviso de renovación, pero es preferible estar al tanto y ponerse en contacto con la correspondiente entidad emisora o un agente si no la recibimos.
Si optamos por la bandera belga, tendremos que renovarla cada cinco años. Foto: Diego Yriarte.
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¿Qué hay que llevar a bordo?
Documentación
Es aconsejable llevar a bordo la documentación de la baja o los recibos de pago de impuestos. También llevaremos la ICP en el caso de Holanda o la Lettre de Pavillon belga; además del modelo de recibo de residuos MARPOL y la póliza de seguro y el recibo en vigor. En la actualidad prácticamente todas las compañías de seguros aceptan el cambio de bandera sin mayor inconveniente, solo es necesario remitirles la documentación correspondiente para que nos envíen la nueva póliza.
Material de seguridad
Por otra parte, el listado del material de seguridad que ambos países exigen es bastante similar, salvo en la pirotecnia, en la que Bélgica solo exige dos cohetes rojos y un bote fumígeno. Evidentemente, en ambos casos apelan al sentido común, aún más, al puro sentido marinero del responsable de una embarcación, sus tripulantes, y del medio ambiente.
Mucho más allá de los conocimientos y la pericia como navegante, debemos anteponer la seguridad y el buen mantenimiento de los diferentes elementos que forman parte de la embarcación en el momento de soltar amarras. Ya sabemos que el sentido común es el menos común de los sentidos… y que la mayoría de las intervenciones realizadas por Salvamento Marítimo son debidas a fallos técnicos, o a la falta de combustible.
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