Alquilar un barco sin patrón, lo que se conoce como chárter, es una excelente opción para disfrutar de una vacaciones náuticas.
Nuestro barco navega con el viento por la proa, afortunadamente ni mucho ni poco. Foto: Ingrid Murillo
¿Hace cuanto tiempo no alquila un barco y transforma esa semana de vacaciones que se aproxima en un momento inolvidable de lánguidas siestas y diversión a bordo con su familia y amigos? Si ha pasado mucho tiempo desde su última travesía, puede que se le hayan olvidado algunos trucos de patrón, pero seguro que no olvidó lo que disfrutó del último chárter! Con todas las opciones que nos ofrece España, se vuelve difícil escoger un puerto de salida y un destino, pero ¿y si desde Cosas de Barcos le echamos una mano y le proponemos un plan infalible?: Nos vamos a Baleares en un velero de alquiler.
Disponemos de una semana y un crucero a vela de unos 40 pies de eslora, que podremos alquilar en algunos de los puertos de Levante situados entre Valencia y Alicante, desde esta costa el salto a Ibiza es el más corto de la península. Si nos preocupa el presupuesto y el jaleo, lo bueno sería que esta excursión la hagamos en temporada media o baja. Por ejemplo, el mes de septiembre suele ser magnífico en el Mediterráneo, y un poco más oreado de gentío, barcos y precios.
Lo razonable sería tomar posesión del barco, una vez revisado toda a fondo y cuando nos hayan enseñado cómo funcionan las partes mecánicas, aparejos, velas y electrónica, haciendo mención especial a los equipos de seguridad y salvamento. Ya a bordo debemos pertrecharlo de todo lo necesario, agua, gasóleo, alimentos y algún que otro lujo, como hielos, tónicas y ginebra, por ejemplo. Cabe destacar que los supermercados insulares pueden ser más caros que los peninsulares, con lo cual estaríamos en orden de marcha a mediodía o primeras horas de la tarde
Desde el cabo de la Nao al islote de Es Vedrá tenemos unas 45 millas, con lo que la travesía, dependiendo de dónde salgamos y nuestro punto de destino se situará entre 60 y 100 millas.
La playa de Ses Illetes en Formentera y su fondeadero vistos desde la privilegiada perspectiva de uno de los chiringuitos locales, el afamado Restaurante Tiburón. Foto: Ingrid Murillo
Lo suyo es, una vez estudiado el parte meteorológico, lanzarse de cabeza hacia Formentera, con lo que tendremos una primera travesía por encima de las 100 millas, lo que nos da para pasar la primera noche navegando y arribar a cualquier cala ya amanecido, momento ideal para el primer baño, justo después de fondear. Existen muchos fondeaderos agradables y si disponemos de un auxiliar podremos bajar a tierra a gozar de los servicios de los tradicionales chiringuitos playeros e, incluso darnos un lujo en algún restaurante o tomacopas de moda.
Podemos sestear a bordo, bañarnos, comer en cubierta y pasar la noche plácidamente fondeados, eso sí manteniendo siempre un cierto nivel de vigilancia ante cualquier cambio meteorológico. Siempre adaptando nuestro itinerario a la situación de los vientos, iremos de cala en cala, fondeando donde mejor nos parezca.
Si queremos entrar en puerto tenemos el de La Savina, como todos los de Baleares, caro y concurrido, y cuasi impracticable en agosto. Podemos amarrar una tarde, previa reserva de plaza, y bajar a tierra para darnos un garbeo y gozar de la hostelería y la “fauna” local.
La playa de Espalmador, la mayor de las isla de los Freus. Foto: Ingrid Murillo
De Formentera pasaremos a Ibiza, siempre respetando las órdenes de los vientos más o menos previstos, para lo cual es bueno estudiar los partes con atención todos los días y utilizar los modernos servicios de predicción eólica de internet, como Windguru. Si tenemos que atravesar Los Freus lo haremos de día, que siempre es más cómodo y sencillo y, además, disfrutaremos del paisaje y, en su caso, del singular espectáculo que se monta en ocasiones, con el trasiego de grandes motoronas de una isla a la otro y viceversa.
La ruta más larga pasa por la costa de levante ibicenca y nos puede conducir en varias etapas desde el puerto de Ibiza hasta el de San Antonio, un buen lugar para iniciar el regreso a la península.
Puesta de sol en la bahía de San Antonio en Ibiza, se puede fondear con buen abrigo en el antepuerto. Foto: Ingrid Murillo
Cerca de San Antonio se encuentran algunas de las calas más agradables de la costa ibicenca en las que podemos ir desgranando nuestros últimos días de travesía. Si es preciso también podemos amarrar una noche en el puerto, para preparar el salto de regreso a la península.
La costa Sur de Ibiza presenta tramos abruptos con hermosos acantilados, hasta llegar al peñón de Es Vedrá y el islote El Vedranell, un rincón realmente bonito con espectaculares farallones. Cala Vadella, algo más a Levante, es una buena opción para fondear y pasar otra noche.
Fondeados en la ibicenca Cala Rotja (por qué será), entre la isla Conejera y Sant Antoni. Foto: Ingrid Murillo
La travesía de regreso la tenemos que programar con calma y la suficiente antelación para no pillarnos los dedos. Conviene estar atentos a los partes meteorológicos puesto que el Mediterráneo puede ser bastante puñetero y basta que andemos apretados de tiempo para que nos obsequie con un buen viento por el morro y una buena ceñida para adornar la travesía, que como dice un viejo “acudit” de navegantes y regatistas “En el Mediterráneo lo vientos dominantes siempre suelen ser por la proa”.
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