Si estás pensando en comprar un barco para vivir, en este artículo te ayudamos a organizar la compra y te guiamos para que tus decisiones te lleven a buen puerto.
- Aunque tengas conocimientos previos sobre náutica, debes asegurarte de haber elegido el mejor tipo de barco para ti.
- Una vez adquirido, si ya sabes dónde lo vas a amarrar el siguiente paso es acostumbrarse a la vida a bordo, ya que se trata de un cambio importante en muchos sentidos.
Pasar de vivir en una casa grande, un pequeño estudio, o simplemente, un sofá de un amigo, para ir a vivir a un barco es un cambio de vida radical, sobre todo por cuestiones de organización y espacio. Supongamos que ya has estudiado el tema presupuesto y que sabes cuánto te puede costar un barco nuevo o de segunda mano. Pero, si no eres armador y no lo has hecho aún, te aconsejamos que pases unas vacaciones y fines de semana viviendo a bordo de un barco de características parecidas al que piensas comprar. En el caso de que vayas a vivir acompañado, es recomendable que este primer tanteo lo hagas con la persona o personas con las que quieras vivir. Pasar largos periodos de tiempo en los pocos metros cuadrados de un barco no es para todos ni para todas las familias o parejas. Así que tu sueño tiene que ser compartido, incluso por tu perro.
A cualquier persona de espíritu medianamente libre le brillan los ojos ante la idea de vivir a bordo, ya que antaño era un lujo destinado a personas bohemias, aunque si nos remontamos aún más lejos en el tiempo, era algo más cercano al castigo o la pobreza extrema. Sin embargo, actualmente hay lugares donde la vida a bordo es todo un símbolo, como en los canales de Ámsterdam. Si bien el origen de esta modalidad se debió a la falta de viviendas en el período de posguerra. Pero el sueño puede convertirse en pesadilla, porque para vivir en un barco hay que aprender a ser un poco minimalista. Si eres de esas personas incapaces de renunciar a la amplitud de un armario o de una bañera, será mejor que busques un barco grande (y es posible que esto no se ajuste a tu presupuesto) o mejor te quedas entre paredes de ladrillos.
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Escoger el tipo de barco
Es muy probable que tu decisión de vivir a bordo venga aparejada con la pasión por el mar y que ya tengas conocimientos previos de náutica. Si es así, la transición será más rápida y mucho más satisfactoria. Pero si lo que buscas es un cambio radical de vida, tienes muchas cosas que aprender y lo mejor es empezar por el principio: conocer los distintos tipos de barco que existen en el mercado de la náutica.
En primer lugar, debes decidir si prefieres un barco a vela o a motor. Cada uno tiene sus pros y sus contras. Por ejemplo, una motora ofrece zonas mucho más amplias, pero sin embargo, mantenerlo es mucho más caro que un velero. Por lo tanto, si tu idea es salir a navegar a parte de vivir a bordo y no quieres gastar una cantidad de dinero considerable cada vez que lo hagas, lo ideal sería optar por un velero. Respecto a los tipos de barcos existentes, están los barcos clásicos de madera ideales para quienes les gusta el bricolaje, barcos de pesca para los amantes de la pesca, barcos deportivos para disfrutar de los deportes acuáticos, etc. Pero si realmente lo que priorizas es la vivencia a bordo más que el tipo de navegación que le vayas a dar después, una muy buena opción es un crucero familiar, ya que es lo más parecido a una casa. Además, como cualquier tipo de barco, puedes encontrar barcos de crucero que combine varias posibilidades, como, por ejemplo, un barco de pesca que a la vez sea un crucero.
Si ya has tenido otros barcos anteriormente, lo más probable es que solamente tengas que decidirte por más eslora, habitabilidad y estabilidad. En cualquier caso, recuerda que el tipo de barco que elijas y el presupuesto están relacionados. Si eres principiante en el mundo de la náutica y quieres navegar a parte de vivir en el barco, otro punto que tienes que tener en cuenta es el tipo de titulación náutica que necesita el barco que has elegido. Así que, recuerda que para salir con él, debes empezar antes un curso para conseguirla.
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El Oyster 745 ofrece más espacio que velocidad. Además, dispone de una distribución del espacio para la comodidad de hasta 12 personas. Foto: oysteryachts.com
Decidir si navegar o no navegar
Además de decidir si optar por un barco a motor o por un velero, también cabe la posibilidad de que el barco no navegue y que solo se utilice como barco casa. Pero cuidado, no vale cualquier embarcación. Si un barco no navega porque sus motores ya no dan más, si ha estado mucho tiempo sin utilizar o si es un barco de vela con su jarcia deteriorada, también puede tener serios problemas estructurales aún y estando parado en puerto. Un barco muy antiguo y descuidado no es lo mismo que una casa en la que una mano de pintura lo cambia todo. Las instalaciones eléctricas y de servicios sufren mucho más las inclemencias del medio marino, por lo tanto nuestra inversión puede ser muy poco rentable. Por otra parte, nuestra ansiada libertad no estaría completa sin poder desplazarnos de puerto en puerto. Pero lo cierto es que existen barcos (hasta he visto algunos publicados en portales de alquiler turístico) en los que se había aprovechado el espacio de la cámara de motores al retirar esas dos moles de óxido en que se habían convertido los propulsores y el hediondo depósito de combustible para crear un nuevo espacio.
Lo ideal es un barco con cocina amplia, buena iluminación, armarios grandes y nevera de buena capacidad. Los catamaranes ofrecen estas características, pero con sus costes. Foto: OceanCat.
En el caso de elegir un barco que pueda navegar, habrá que decidir entre la posibilidad de vivir en un amarre de un mismo puerto o realmente abandonar tierra y vivir navegando. La diferencia de presupuesto y el estilo de vida varían ampliamente. La opción de vivir navegando es muy interesante a nivel de presupuesto, aunque requiere mayor conocimiento náutico. Los que elijan esta opción podrán fondear en bahías y calas, pero deberán estar muy atentos a la meteorología porque que de ella dependerá su comodidad y principalmente su seguridad. Por otra parte, también es posible reducir el presupuesto de combustible mediante una buena dotación de baterías, recargadas por paneles solares, generadores eólicos o hidrogeneradores. También será necesaria una embarcación auxiliar que permita acceder a tierra a por víveres fundamentales. He conocido navegantes que prácticamente solo entraban a puerto para cargar combustible y agua, hacer alguna reparación o por condiciones de muy mal tiempo. Esta vida que aparenta absoluta libertad también requiere una planificación en cuanto al mantenimiento del barco, pero la principal atención debe estar dirigida, sin lugar a dudas, a la meteorología.
Buscar el mejor amarre
La decisión de dónde tener el barco es también muy importante y dependerá de muchos factores, principalmente en relación a la vida laboral de cada uno. Los que gozan de una profesión que les permita trabajar sin ir a una oficina tendrán una gran ventaja en este sentido: sin una oficina fija, tampoco necesitarán un amarre fijo y tendrán la libertad de trasladarse de puerto en puerto o simplemente escoger el más económico. Evidentemente, habría que averiguar la calidad de conexión a Internet que posee el puerto para hacerlo por wifi (no suele ser muy buena y los fines de semana, peor) y en algunos puertos tampoco hay buena cobertura 4G. Por lo general, cuando alquilamos un amarre se incluyen gastos como electricidad, agua y en algunos casos conexión a Internet.
Para muchas personas es un sueño el poder cambiar de puerto, de ciudad, mar u océano… está claro que se necesita conocimiento y tiempo para los traslados. Lo cierto es que la elección del puerto base dependerá del presupuesto que le destinemos, porque aunque nos gustaría tener el amarre en Mónaco, tenemos que ser conscientes que para los días de la Fórmula 1 se pone un poco caro y creo que los otros también. Por lo general, es preferible alquilar un amarre que comprarlo en propiedad porque las concesiones de los puertos tienen una duración de 30 años. Finalizado este período, el amarre vuelve en manos del Estado y todos los contratos firmados con anterioridad quedan anulados. Los propietarios de amarres suelen tener la prioridad a la hora de readquirir el amarre, pero ha habido casos en los que los propietarios han perdido sus derechos. A modo de guía, puedes consultar la sección de amarres en alquiler de CosasDeBarcos, que ofrece varias opciones de precios según la eslora y puerto.
Acostumbrarse a la vida a bordo
Una vez tengamos claro el tipo de barco que mejor se ajusta a nuestro día a día y dónde vamos a amarrar, lo siguiente será acostumbrarse a la vida a bordo. Posiblemente esta sea la parte más complicada considerando que se trata de un cambio importante en muchos sentidos. Parece una idea muy simple, pero la realidad puede no resultar muy cómoda. Será muy interesante el ejercicio de desprenderse de los objetos materiales que ocupen espacio o que no utilizamos mucho, en especial la ropa y el mobiliario.
Algunos barcos son ideales para pasar mucho tiempo a bordo y también para vivir. Es el caso de muchos Steeler, como este Steeler NG 59 S.
Ropa
Para lavar el vestuario que llevaremos con nosotros, algunos puertos cuentan con servicio de lavandería, lo que facilita la gestión de la ropa sucia, pero en la mayoría de los casos esta opción no está disponible. Existen servicios de recogida y entrega que son un poco más caros, pero es probable que sea la solución más viable.
Alimentación
Como bien sabemos, no es sano física ni económicamente hablando comer a diario en un restaurante. El gran inconveniente de los espacios reducidos, es el consumo de los productos frescos debido a que la capacidad de las neveras de los barcos no es comparable a la de una casa, por lo que hemos de considerar realizar compras puntuales, ser previsores y aprovechar al máximo la capacidad de la nevera que tenemos a bordo para evitar el desperdicio y tener que tirar comida caducada o en mal estado.
Higiene personal
Si vamos a estar en un amarre durante una temporada larga, lo mejor es utilizar los servicios del puerto o club para evitar tener que mover el barco solo para descargar aguas grises o negras. Es solo una cuestión de costumbre y organización, sobre todo porque los servicios no suelen estar cerca del barco y llegar a la ducha y darse cuenta que no llevamos champú puede ser muy molesto. Otra opción es hacer uso del gimnasio de forma cotidiana y, al mismo tiempo, aprovechar para mejorar nuestra condición física.
A bordo en invierno
Sinceramente, si puedes elegir hemisferio, no lo dudes, olvídate del invierno y huye de norte a sur en busca de una temperatura media. Si esto no es posible, hay que tener en cuenta algunos aspectos para lograr una temperatura habitable. En primer lugar, debemos conocer el gran enemigo que puede llegar a ser la humedad. Algo que quizás no teníamos en cuenta en nuestra vida en tierra, pero que puede convertirse en un problema a bordo. La solución más efectiva es un deshumidificador, que realmente nos ahorrará muchos problemas, no solo por la humedad en sí, sino por la sensación y la velocidad con la que el barco llega a una temperatura agradable debido a que el aire seco es más fácil de calentar. Por otra parte necesitaremos un calefactor eléctrico (para un barco de 10 o 12 metros de eslora es suficiente con uno de 2kw). Evidentemente, nos referimos a la calefacción estando amarrados en puerto y pudiendo conectar el barco a la red eléctrica de 220 volts, por lo que es fundamental tener la instalación eléctrica en buen estado, un cable correctamente dimensionado y una revisión periódica a conciencia.
Mientras estemos navegando, lo más recomendable es un calefactor diesel. Tienen un consumo muy bajo tanto de combustible, como de electricidad de 12 volts y una gran capacidad para calentar el ambiente e incluso para secar la ropa de agua si navegamos con mal tiempo. Hoy en día, cualquier calefacción por combustión directa es obsoleta tanto por su eficiencia, como por seguridad.
El aislamiento térmico a bordo también es muy importante. En un barco moderno no debería haber inconvenientes, aunque estén pensados para navegar solo en verano. En cambio, en barcos antiguos debería ser un aspecto al que prestarle mucha atención, porque suelen tener instalaciones más antiguas. Hasta que conozcamos muy bien nuestro barco, durante el primer invierno sería conveniente realizar revisiones periódicas en los sitios de difícil acceso porque es donde podría aumentar la humedad y formarse hongos o producir mal olor.
El Beneteau Oceanis 46.1 es un buen velero para las largas travesías y navegar alrededor del mundo en cualquier estación del año. Foto: Nautivela.
Mantenimiento y reparaciones
Lo ideal es ser un poco manitas y resolver la mayoría de inconvenientes sin tener que recurrir a profesionales externos, salvo para problemas mayores o para los que no contamos con las herramientas adecuadas. Sin lugar a dudas, poco a poco iremos aprendiendo las reparaciones más habituales de mecánica, electricidad o instalaciones de servicios y siempre podemos consultar con un vecino o dar las gracias a Internet por la divulgación del conocimiento. En el barco siempre debemos tener a mano las herramientas fundamentales y contar con una buena dotación de repuestos que puedan sacarnos de un apuro.
Si no hay mayor inconveniente, una vez al año, o cada dos años, tenemos que considerar el sacar el barco del agua para pintar el fondo, cambiar ánodos de sacrificio y hacer una revisión general de la obra viva, sensores de sonda y corredera, pasacascos de los grifos de fondo, hélice, eje, timón, etc. Es fundamental tener en cuenta, además del precio, que en muchos varaderos no está permitido vivir a bordo si el barco está fuera del agua, por lo que hemos de buscar alguno en el que podamos ser invitados temporales de alguna amistad o familiar, para no encarecer los costes.
Más información sobre:
Mantenimiento del barco
Mantenimiento de las velas
Cambiar el motor del barco
Conclusión
Es recomendable que pongas en venta tu casa, así como buscar una profesión sin ataduras para buscar el barco de tus sueños y abandonar tierra. Y no creas que solo es un plan para jóvenes solteros y bohemios. Es un proyecto ideal para compartir con una pareja y también con niños. Existe una literatura muy extensa de familias que navegaron durante años educando a sus hijos a bordo, quizás puedes comenzar leyendo un libro sobre esta temática durante tus próximas vacaciones, o bien, leer alguna de nuestras entrevistas a familias que viven a bordo: El barco amarillo, familia que vive navegando.